Mi forma de vestir no es cuestión de estar a la moda, es lo que me representa y donde reflejo mi personalidad.
Con lo que llevo puesto demuestro el respeto que tengo sobre mí mismo, además del respeto a las personas que me rodean. Al sentirme bien con lo que uso tengo la autoconfianza para salir adelante con todos los tropiezos que me pone el día a día, porque vestirse también demuestra tu estado de ánimo y la forma de afrontar la vida.
Es inevitable que se asocie a la moda con cierta superficialidad, pero en mi caso personal lo que trato de transmitir es vitalidad y buena energía, y que de alguna manera esto beneficie a los que me rodean. Alguna vez escuché que la primera impresión es la más importante, y estoy totalmente de acuerdo, pero esa primera impresión siempre va a ser el momento en el que tú te miras al espejo y te sientes seguro de lo que eres y llevas puesto.
La ropa posee una sorprendente capacidad de transformarnos, por ello es muy versátil. Por ejemplo los vestuaristas en Hollywood, al crear looks para los actores ayudan a crear los personajes que deben interpretar, construyen la fachada que el público verá. Nosotros podemos sentir esa magia al ponernos prendas extraordinarias, al usar un terno, una camisa o una corbata, vestir un traje a medida o ponernos ropa deportiva. Al elegir nuestra ropa, tenemos el poder transformarnos en esa persona que queremos ser, un gran empresario, un deportista, o una persona relajada y descomplicada y a su vez aceptamos la metamorfósis que la ropa nos ofrece.
